Washington, 29 sep (EFE).- La entrada en vigor, el próximo martes, de una disposición clave de la reforma sanitaria de EE.UU., la oferta de seguro médico para todos los estadounidenses, se ha visto enturbiada por la batalla presupuestaria en el Congreso, pero el Gobierno mantiene que la nueva fase comenzará “pase lo que pase”.
Salvo un acuerdo de última hora, que parece cada vez más improbable, el martes los estadounidenses amanecerán con un cierre parcial del Gobierno y una nueva fase de la reforma sanitaria de 2010, cuya puesta en práctica es precisamente la causa del desacuerdo que hace inminente la suspensión de las actividades federales.
La Casa Blanca ya ha indicado que no aceptará la demanda republicana de vincular el plan presupuestario contra el cierre del Gobierno al retraso en la entrada en vigor de la reforma, y el presidente de EE.UU., Barack Obama, advirtió el viernes de que la aplicación de la nueva fase no se detendrá.
“(La fase) estará abierta el martes pase lo que pase, incluso si hay un cierre del Gobierno. Eso ya está hecho”, aseguró Obama en una comparecencia ante la prensa en la Casa Blanca.
La nueva etapa consiste en la puesta en marcha, desde el martes y hasta finales de marzo de 2014, de los llamados “mercados de seguros médicos”, que permitirán a los estadounidenses que no están asegurados elegir un plan que se ajuste a su presupuesto y darán la opción de cambiar a quienes tengan seguro pero no estén satisfechos.
En Estados Unidos hay casi 48 millones de personas que no tienen un seguro que cubra sus gastos médicos y esta nueva fase abre la posibilidad de inscribirse en más de medio centenar de planes privados, antes de que entre en vigor, en enero, otra cláusula que establece la obligatoriedad del seguro médico.
No obstante, la nueva fase entra en vigor en un momento en que las encuestas reflejan una clara división entre los estadounidenses respecto a la reforma sanitaria y en el que muchos confiesan no comprender bien cómo funcionan los citados “mercados de salud”.
Cada estado contará con una página web que permitirá a los usuarios comparar distintos planes de salud, que tendrán un costo medio de 328 dólares mensuales en los estados que han dejado la organización en manos del Gobierno federal, según datos oficiales.
Pero el estreno llega marcado por varios baches, como el retraso en el servicio de inscripción de la web en español cuidadodesalud.gov, que no estará disponible hasta mediados de octubre.
No obstante, la Casa Blanca estima que el 70% de la población hispana de Estados Unidos usará los portales web en inglés, por lo que considera que el retraso no tendrá consecuencias graves.
Además, el Gobierno de Obama ha retrasado hasta noviembre la entrada en vigor de otro tipo de mercados de intercambio, los que ofrecen planes de cobertura para empresas con menos de 50 empleados.
Eso genera un vacío que puede provocar que los pequeños negocios decidan prescindir de la cobertura médica que proporcionaban a sus empleados y pedirles que se suscriban a los seguros individuales disponibles a través de los “mercados de salud”, según pronosticó hoy el exgobernador de Vermont, el demócrata Howard Dean.
“Los pequeños negocios van a ‘lanzar’ a sus empleados al intercambio (de los mercados de salud). Creo que eso es bueno, separar el empleo del seguro de salud”, dijo Dean a la cadena CNN.
La mayoría de las personas que tienen seguro médico en EE.UU. lo obtienen por medio de su empleador, pero durante la última década ha aumentado la parte del costo que las empresas transfieren a sus trabajadores, y ha disminuido la proporción de empleadores que ofrece algún tipo de seguro.
En cualquier caso, la viabilidad económica de la reforma sanitaria, la mayor que ha vivido Estados Unidos en medio siglo, está aún en juego.
Al convertirse en obligatoria la contratación de un seguro médico, se prevé que las primas de los planes privados se vean reducidas para todos debido al aumento de los asegurados; pero para ello es necesaria la incorporación de un gran número de clientes a las nuevas opciones.